25 junio 2007





TERRITORIO COMANCHE


Hace unas noches la periodista Cristina Tárrega, desde su atalaya de Territorio Comanche, me preguntó de sopetón:

-Las hijas de artista lo tenéis difícil, ¿verdad?

Entonces pensé en mi madre y el privilegio que fue empaparme de su arte, su escuela inigualable, su estilo. Olvidé todo lo que, por otro lado, me había perjudicado ser su hija en cuanto a promoción. Esta profesión es una hoguera de las vanidades, un auténtico “territorio comanche” en el que priman otros valores: una vida escandalosa puede dar brillo y esplendor a una carrera que, la mayoría de las veces, no merece ni siquiera una pequeña oportunidad.

Yo me he empeñado en continuar en su línea de cupletista haciendo oídos sordos a los que me aconsejan cantar otros géneros porque adivinan que los matices de mi voz podrían muy bien encajar con el bolero o las baladas. Seguramente tienen razón pero el cuplé está tan desvalido siendo tan hermoso… Es como un perro abandonado que necesita que lo acojan y mimen. No encuentro mejor paralelismo.

Pero volviendo a la entrevista, contestar “depende…” hubiera sido la mejor de las respuestas. Sin embargo, recordé a la hija de otra querida artista: Rocío Dúrcal. Shaila, al igual que yo, había estado en la sombra, haciéndole los coros a su madre y a p r e n d i e n d o. Y de ella hablé, “olvidándome del olvido” del que soy objeto. Shaila Dúrcal honra a su madre grabando ese precioso disco “Recordando”. Creo que sería injusto hacer comparaciones. Es mejor agradecer que nos la recuerde. Tiene ternura en sus ojos que sonríen como los de la inolvidable Rocío y su voz es agradable y cálida. Quiero imaginar que detrás de ese trabajo discográfico está la mano de su padre y la sombra protectora de su madre. Me alegro que triunfe porque se lo merece, aunque a mí me lo pongan tan difícil…

3 comentarios:

Ana Julia dijo...

Quiero agradecer públicamente, como ya lo hago en privado, las colaboraciones en mi blog de Olga María Ramos. Para mí es un placer, un orgullo muy grande, que una gran mujer, una gran artista como Olga tenga la deferencia de compartir con nosotros sus pensamientos, sus comentarios, sus vivencias, su trabajo. No muere el cuplé, (como no muere la Revista), mientras gente como ella siga apostando con fuerza y con clase, con el convencimiento de quien conoce el tremendo valor de lo que lleva entre manos, y como Olga María, se decide a compartirlo generosamente, con alegría, con sencillez. Muchísimas gracias, Olga, espero poder seguir leyendo tus artículos mucho tiempo más. Gracias de verdad, por todo.

Anónimo dijo...

Me asocio, ¿cómo no?, al acertado y emotivo comentario de Aswad: somos muchos los que nos deleitamos tanto como aprendemos leyendo los espléndidos artículos de Olga María Ramos. Y os diré que me gusta mucho lo que dices, Olga, acerca del género del cuplé como un perro necesitado de amparo y cariño. Créeme que entiendo y comparto, como aficionado y rendido admirador de tu arte y personalidad, esa especialísima relación: es más, salta a los ojos y al oído en cuanto pones pie en un escenario. Gracias a las dos por todo esto.

Anónimo dijo...

Olga María, conjunción de belleza, arte y simpatía.........