22 diciembre 2006



1.942, Teatro Martín de Madrid. Se estrena "Doña Mariquita de mi corazón", con libreto de José Muñoz Román (qué sería de nuestro teatro sin este señor). El maestro Alonso compone y dirige la orquesta en números como "Lagrimitas de mujer", "El tiroliro" y otras muchas que todavía flotan en la memoria de quienes las escucharon en vivo. Lepe y Bárcenas, tremenda pareja cómica, se marcaban su "parodia de dúo zarzuelero" en un homenaje descarado y feliz a una de las fuentes principales de la Revista.

Yo elijo para compartir un pasodoble que marcó época, la mar de interesante.
Jueves Santo madrileño

Y una mazurca que reunía a tres intérpretes geniales y sobre los que hablaré un día con más calma: Trudy Bora, Rafael Cervera y Kety Claver. Una verdadera preciosidad, que desde mi punto de vista muestra la belleza divertida y coqueta de la buena Revista.
Las de Caín

Como rareza, difícil de conseguir, un regalo. Raquel Meller en otra Doña Mariquita con su aire impecable de principios de siglo.
Raquel Meller en Doña Mariquita de mi corazón

1 comentario:

Anónimo dijo...

Son un regalo los tres archivos sonoros. El primero, primoroso pasodoble que desconocía y que contará desde ahora entre mis preferidos. Al escucharlo, no es difícil imaginar a las coristas del Martín luciendo peineta y mantilla, como las madrileñas que pintó Francisco Pradilla visitando monumentos. ¡Menudo contraste entre la apariencia devota impuesta por el libreto (¡y por la mentalidad impuesta de la época: 1942!) y el alegre y proverbial "desenfado" propio de las chicas del Martín!

Fue una pena, por cierto, que derribaran no hace muchos años el coliseo de la calle de Santa Brígida, sobre todo si se piensa que fue el auténtico teatro de revista de la posguerra, que en ese sentido recogió la herencia del Romea y del Maravillas, particularmente para llevar a escena las fantásticas creaciones de Alonso. Uno esperaba que, pese a su pasado "frívolo" (objeto de desprecio para algunos solones culturales de pacotilla, como si todo tuviera que ser Shakespeare o Ibsen), mereciera salvarse como sucedió, afortunadamente, con el Pavón, de historia no menos sicalíptica que el Martín. Lo dirigía por cierto, en lo artístico, el Martín, ese mismo señor, el bendito José Muñoz Román, junto con el sevillano Rodríguez Sayago.

La mazurka es preciosa, con unas sonoridades (amén de la literaria y desenfadada letra) que recuerdan irremediablemente (¡y no es baladí referencia!) a las de Chueca en alguna de sus revistas "ante litteram", como "El año pasado por agua". Música madrileñísima, vamos.

¿Y qué decir del último regalo, Raquel Meller con su inolvidable "Doña Mariquita"? El que suscribe, en sus años mozos, estudió algo de piano, y de vez en cuando vuelve a aporrearlo, si bien no tanto como quisiera. Pues bien, Doña Mariquita era una de las canciones preferidas de mi madre, y más de una vez improvisamos un dúo con ese precioso vals elegante y refinado, donde está concentrado todo el encanto del Madrid romántico, el mismo que luego el gran Vives llevaría a las tablas en otra madrileñísima dama también con familiar diminutivo: "Doña Francisquita". Hacía años y años que no escuchaba "Doña Mariquita" en la personalísima voz de Raquel Meller. Y a la primera ocasión, volveré a buscar en las teclas del piano su alegre melodía en compás de 3 por 4. ¡Gracias por evocarla!