04 enero 2007

LAS SEIS REVOLUCIONES DE LINA MORGAN



PRIMERA REVOLUCIÓN: Que venga el futuro, que tenemos que hablar.


Había nacido anunciando el final de una guerra que dejaba a España en los huesos del hambre. Había nacido en el seno de una familia numerosa, hija de obreros en una casa alquilada de un barrio humilde de Madrid. Siendo muy pequeña, la niña Angelines sueña con fama y dinero, sueña con lo más alto de la danza mundial. No hay en su círculo próximo ningún antecedente de artista, ni dinero para pagarle a la niña estudios tan extraños.
Pero ella sueña y soñando deja el colegio y entra por fin en una academia para aprender a bailar. Las cartas cubiertas sobre la mesa podían ser buenas o malas. Pero se supone que antes o después pasará a convertirse en una trabajadora no especializada, que será planchadora, sirvienta, o ayudante de su padre el sastre, tras una infancia de soñar con imposibles. Era lo más previsible en su caso. Y era lo lógico.
La niña Angelines, quizá sin saber que ese era el inicio de una larga carrera, se enrola a los 13 años en una compañía infantil que recorre el país entero con un repertorio de danzas regionales. Era el principio de su revolución personal contra el futuro previsto.
Poco después comienza a trabajar como bailarina en La Parrilla del Rex, conocida sala de fiestas madrileña. Apenas 15 años de edad. De allí a Barcelona, para bailar en el espectáculo de Rafael Farina. Hasta que en 1.952 debuta como chica de conjunto en la Revista, el primer peldaño. Ya estaba apostando muy fuerte por su propio pellejo, aunque todavía no sabe que es Lina Morgan.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Muy interesantes tanto el texto como las curiosas fotos primerizas. En éstas me parece ver elocuentemente reflejados su determinación y su espíritu de superación.