26 febrero 2007




DELICATESSEN
Diciembre 2.006


Olga Ramos se “reinventó” el cuplé, dándole su máxima expresión, descubriendo sus más recónditos matices. Hizo de él una exquisitez o, para decirlo de manera más sofisticada, una delicatessen.
Daba igual que el cuplé fuese frívolo, picaresco, sentimental, cómico o dramático porque a todos les daba el punto, infiriéndole fundamento para deleite de los gourmets más exigentes.
Los que tuvieron la oportunidad de degustar un cuplé cocinado por Olga ya no fueron capaces de digerir otros, aún si venían en un envoltorio sugestivo.
Escuchar el cuplé a Olga Ramos se convirtió en una experiencia casi religiosa y más aún en su local que, por derecho propio, ella transmutó en templo del género, catequizando al espectador.
Sorozábal comentó en cierta ocasión: “Esta mujer debería dedicarse sólo al violín”. Tenía razón el maestro pues su valía como concertista era incuestionable pero… nos hubiéramos quedado sin esa delicatessen.


Olga María Ramos

http://www.olgamariaramos.com/

http://wwwolgamariaramoscom.blogspot.com/

2 comentarios:

Ana Julia dijo...

Quiero agradecer a Olga María Ramos su colaboración en mi blog. Para mí es un gran honor poder contar con la presencia y el apoyo de una artista tan grande, tan querida, tan necesaria. Muchísimas gracias, señora, aquí tiene usted su casa para lo que quiera. Larga vida al cuplé.

Anónimo dijo...

Me asocio gustoso al homenaje de la amable anfitriona de estas páginas a las dos Olgas. Como privilegiado espectador de ambas (¡y hasta miajita de colaborador no demasiado voluntario en una ocasión en el papel del sátiro!), no puedo sino corroborar y certificar que gracias a Olga Ramos y a Olga María el cuplé no sólo no ha muerto, sino que ha cobrado nueva y espléndida vida en sus interpretaciones. Sólo nos queda ahora consultar el extenso programa de actuaciones de Olga María en su página web para ver dónde podemos tener la dicha de coincidir, ya sea en las castizas Vistillas, ya en un teatro de Nueva York. Y, entre actuación y actuación, pasarnos por la Taberna de Buenaventura alguna noche en que cante, actúe y embelese la gran Olga María.