06 mayo 2007






EL VISÓN DE LAS CHULAPAS



Olga Ramos solía decir: “Con un mantón sobre los hombros, me creo la reina del mundo” o “Yo no me pongo visones, me pongo mantones”.

Nadie como ella para arrebujarse en su mantón o estirárselo, brazo en alto, con el empaque de su enorme personalidad.

Nunca se vistió de madrileña, prefería cubrir su traje de noche con un buen mantón. Llegó a tener tanta afición que compró más de veinte aunque, por el uso, sólo son “ponibles” media docena.

A todos les bautizó: el de La Lola, el del agente de seguros, el de la señora del mantón, el de Úrsula López, el de la Expo 92 (porque medio mantón representaba las flores del parque de María Luisa y el otro eran chinitos y pagodas) el Valenciano, el del divorcio (porque una señora se lo vendió para pagar los gastos) etc…

El mantón, aunque se llama de Manila, procede de la China. Parece ser que todo el comercio que en aquella época llegaba desde el Oriente a España pasaba por la aduana de las Islas Filipinas que, por entonces, eran españolas. Entraban por el Sur hasta Sevilla y algo que muy pocos saben: no tenían fleco. Este precioso remate se le ocurrió a un artesano sevillano que añadiendo ese elaborado trabajo árabe dio al mantón un acabado espectacular y mucho más valor.


“Mantoncito de Manila
viejo pañuelo chinés
que se ciñe y se perfila
de los hombros a los pies
como si de carne fuera…”

www.olgamariaramos.com

1 comentario:

Anónimo dijo...

Siempre conservaré en la retina la imagen de Olga poniéndose el mantón con esa gracia fina y ese garbo castizo que eran su marca de la casa. ¡Gracias por traer este recuerdo en fechas tan madrileñísimas como éstas!